Irene Vallejo en “El silbido del arquero” (2015), donde relata "cuando Eneas, huido del saqueo de Troya con su hijo y algunos hombres, naufraga en la costa africana", a través de la voz de Eros, dice de los seres humanos:
“La belleza pertenece del todo a los humanos. Me refiero a esa belleza rara y conmovedora de las acciones generosas, del bien que nadie recompensará, del acto justo por el que se paga un alto precio, de la lucha perdida de antemano contra adversarios invencibles. En su finitud, los seres efímeros saborean todas las delicias: la intensidad del deseo, la pasión fulgurante, la fuerza transfiguradora del amor, la posibilidad de arriesgar, la fantasía que permite inventar palabras e imágenes para sobreponerse al caos y, en resumidas cuentas, el sueño luminoso de vivir fugazmente y después morir” (p. 208).
En las imágenes: Eneas cuenta historias a Dido.

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