Últimamente he publicado algunos posts sobre las presiones ideológicas y su moral implícita. He realizado cuestionamientos sobre, también, la perversidad implícita en la cultura woke, su pretensión de nueva moral incuestionable y sus prácticas sobre la cancelación y la censura. Leyendo a Juan Soto Ivars, concretamente en su libro “La trinchera de letras”, recojo este párrafo por su pertinencia en este mundo de polarizaciones y desencuentros:
“No habrá hombres y mujeres libres mientras haya hombres y mujeres enredados en la batalla cultural y temerosos de los caminos por los que les lleva el pensamiento libre, crítico e informado. No habrá hombres y mujeres libres mientras la caricatura sea la respuesta a la expresión despreocupada de sus ideas. Puedo decir esto porque yo mismo he caído mil veces en la trinchera y seguro volveré a caer mil veces más. Así es como, irritados y mordaces, cínicos y frívolos, resabiados e ignorantes, nos enfrentamos a un peligro terrible que no es otro que tener todos algo de razón” (p. 202).

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