“Este es uno de los grandes errores de la posmodernidad, la absoluta creencia de que es posible construir cualquier realidad, que estamos liberados de ataduras físicas, de lo sólido. Los aspectos más claramente cuestionados son el cuerpo y su finitud, los procesos de desarrollo y declive implícitos en la carne, en la constancia visceral de nuestra existencia. Cualquier universo construido como verdad particular que olvida al cuerpo y la biología parte de un presupuesto perverso, pues niega lo que somos, lo que nos hace humanos. Los ciclos vitales, individuales y familiares, son una cura de humildad porque se basan en la constancia de que los cambios van acompañados siempre de pérdidas, que el desarrollo individual, familiar y social responde a procesos naturales inscritos en nuestra biología, en nuestra finitud natural, en el hecho de pertenecer a una especie animal” (De Pablo, 2024-2025)(En “Reflexión, desobediencia y transgresión. Hacia una ética del reconocimiento emocional en psicoterapia”, próxima publicación).
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