¿CUÁL ES EL LUGAR DE LOS CUERPOS?

Publicado el 28 de marzo de 2025, 11:39

La pretensión de obviar el cuerpo es uno de los pecados de la posmodernidad radical. El transhumanismo, por ejemplo, se sustenta en esa idea, porque defiende que, a través de la ciencia y la tecnología, podemos trascender nuestro sustrato corpóreo, podemos superar nuestro origen animal, nuestro soma, dejar de envejecer y ser inmortales. Se olvida que es el cuerpo el que sostiene y contiene nuestra historia, el que vibra y se conmueve, el que se afecta y nos afecta. Es nuestro cuerpo el que se hace eco de las resonancias del mundo y de los otros. El depositario de la caducidad de nuestro tiempo, el espacio del recuerdo y de las muescas de la vida vivida. Como bien describe Mèlich (2025): “El cuerpo es el inicio del drama, pero no es un origen absoluto o independiente, sino una procedencia o una genealogía. El cuerpo procede de otros cuerpos y, por eso, en él hay huellas de ausentes y de ausencias. Dicho más claramente: “somos más viejos que nosotros mismos”. Eso significa que el cuerpo procede de algo anterior y que está lleno de huellas, de marcas, de traumas que remiten a un antes, a una anterioridad. Somos los “hijos de…”, y por eso también somos incapaces de recuperar la ventaja que nos sacamos a nosotros mismos. (…) No hay cuerpos sin ficciones que lo preceden y lo forman” (p. 201-202).
(Imagen: Esther Ferrer, cuerpo y arte).

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